El término colágeno se refiere a una proteína natural que se puede encontrar en todos los animales y sólo en los animales. No se encuentra en otros seres vivos (plantas, algas, hongos, bacterias). Es la proteína más abundante y de mayor tamaño que hay en el cuerpo humano, siendo el constituyente esencial de huesos, tendones, ligamentos, articulaciones, cartílagos, así como el principal factor de la firmeza de la piel, pudiendo llegar a representar hasta el 35% del total de las proteínas del cuerpo.
Es producido en el tejido conjuntivo por células denominadas fibroblastos. Las moléculas se disponen en fibrillas y estas se asocian a su vez para formar las llamadas fibras colágenas. Estas fibras son flexibles pero tienen una alta resistencia a la tracción. Son abundantes en todos los tejidos fibrosos, como tendones, ligamentos y piel. También es abundante en la córnea, cartílagos, huesos, vasos sanguíneos, discos intervertebrales o la dentina.
Al ser una proteína, el colágeno está compuesto de aminoácidos, tales como glicina, prolina, arginina, hidroxiprolina, aminoácidos que existen en proporciones variables dependiendo de la fuente. Como la proteína más grande del cuerpo, tiene una cadena de más de 1.500 aminoácidos.
La digestión descompone las proteínas en péptidos (grupos de aminoácidos) y aminoácidos individuales, que son absorbidos a través del intestino y pasan al torrente sanguíneo. La digestión de las proteínas de colágeno procedentes de la dieta es a menudo incompleta, por lo que resultan cadenas peptídicas muy largas. Estas moléculas largas no son bien utilizadas por el organismo, por esto para ser absorbido, el colágeno debe pasar por un proceso de hidrólisis. Después de esto tendrá una absorción del 90%. Por lo tanto el colágeno siempre será hidrolizado para poder realizar su función.
Existen muchos tipos de colágeno, solo nos referiremos a tres de ellos.
El colágeno tipo I es el más abundante de todos pudiendo llegar hasta el 90% de todo el colágeno del cuerpo. El colágeno tipo I se puede encontrar en muchos tejidos y estructuras. Por ejemplo, en huesos, piel, tendones, córnea, músculos o discos intervertebrales. La función más destacada del colágeno tipo I es ofrecer resistencia a fuerzas de tracción (estiramiento) a la vez que permite flexibilidad.
El colágeno tipo II es el componente principal del cartílago y también es abundante en el humor vítreo del ojo. El colágeno tipo II es utilizado en el tratamiento de artritis reumatoide y osteoartritis. También se utiliza en medicina estética para tratar la celulitis y reducir arrugas cutáneas. Se utiliza tanto por vía oral como inyectado.
El colágeno tipo III ha sido identificado como el segundo más abundante y aparece frecuentemente asociado con colágeno tipo I en músculos, piel, paredes intestinales, paredes de vasos sanguíneos.
A medida que disminuye la producción de colágeno los huesos pierden densidad, las articulaciones y los ligamentos se vuelven más débiles y menos elásticos. La piel se vuelve más fina y se arruga.
Beneficios del colágeno
La salud de nuestros huesos y articulaciones es fundamental para garantizarnos una buena calidad de vida.
Los huesos crecen y se deterioran como otros órganos. No solo la edad influye en su deterioro – a medida que el cuerpo envejece, los niveles de colágeno comienzan a reducirse de manera natural- existen otros factores que pueden influir negativamente como la herencia genética, la obesidad, el sedentarismo y ciertas carencias alimenticias.
Los huesos están continuamente remodelándose. Es un proceso de constante formación y reabsorción en las distintas etapas de la vida.
Una articulación es la unión entre dos o más huesos próximos. Las articulaciones proporcionan elasticidad y plasticidad al cuerpo. Los huesos y las articulaciones se unen entre sí por los cartílagos. El cartílago, compuesto por una red de fibras de colágeno y proteoglicanos, es el tejido firme, pero flexible, que cubre los extremos de los huesos en una articulación. Cuando se desgasta el cartílago, los huesos friccionan entre sí y se producen daños que pueden ser permanentes en huesos y articulaciones.
Los cartílagos nos ayudan a amortiguar los golpes al caminar y los saltos al correr. Ayudan a prevenir el desgaste por rozamiento y permiten los movimientos de la articulación. El buen estado de las articulaciones proporciona una mejor calidad de vida.
El sector más afectado por este desgaste, son los deportistas, las personas de avanzada edad por problemas de artrosis y osteoporosis y las personas con sobrepeso. Más del 25% de la población sufre problemas en las articulaciones, debido al desgaste del tejido cartilaginoso.
Como ya hemos dicho, el colágeno está presente en el cartílago articular, confiriéndole una mayor resistencia y elasticidad, ya que actúa como amortiguador, siendo un importante aliado para mejorar la función articular, reduciendo la fricción de las articulaciones y actuando de amortiguador para los huesos. Por todo esto los complementos alimenticios con colágeno nos proporcionan los siguientes beneficios:
- Contribuyen a mejorar la movilidad de las articulaciones y las mantiene en perfecto estado de salud. Al tratar las causas y no solo los síntomas, se mejora considerablemente la movilidad de las articulaciones reduciendo el dolor y mejorando la calidad de vida.
- Previenen lesiones deportivas, como tendinitis y distensiones y favorecen su recuperación en caso de que ocurran. Pueden ayudarle en las lesiones meniscales, las cuales pueden conllevar un desgaste prematuro del cartílago.
- Mantienen la flexibilidad y lubricación de las articulaciones, favoreciendo la óptima conservación del cartílago, frenando el desgaste de las articulaciones.
- Contribuyen a reducir el dolor en personas de avanzada edad y aquellos que realizan ejercicio físico.
- Proporcionan elasticidad y firmeza a la piel, previniendo las arrugas y la flacidez. Cuando pasamos de los 30 años, empieza a disminuir la producción de colágeno por nuestro organismo, aparecen las arrugas y la piel se vuelve más flácida.
- Mejoran el aspecto de las uñas y el cabello.