La relación entre prácticas deportivas y daño condral es un tema que está recibiendo cada vez mayor atención por parte de la medicina del deporte, dado que la práctica deportiva requiere la utilización y sobreutilización de ciertas articulaciones y parece más que demostrado que éstas padecen las consecuencias en función de la especialidad y del nivel deportivo, así como de la intensidad, frecuencia y edad con que se realiza cada deporte. Los estudios realizados muestran que la patología condral aparece en mayor medida y a edades más tempranas en los deportistas profesionales y se especula que el sobreesfuerzo articular es probablemente su mecanismo principal. Asimismo, los impactos repentinos e irregulares, las cargas pesadas en la extremidad inferior dominante y estados de predisposición ( displasia, distrofia o traumatismo previo) son factores de riesgo de la patología condral.
Tras diversos años de investigaciones se ha puesto de manifiesto que algunos deportes, como mínimo aquellos practicados a un nivel alto de competición, conllevan un riesgo aumentado de artrosis y condropatías de la articulación de la cadera y/o de la rodilla. Entre los deportes que conllevan patología, se encuentra el fútbol que tiene un riesgo considerable de producir artrosis de cadera y sobre todo de rodilla. Así, por ejemplo, los futbolistas de élite presentan un 15,5 % de artrosis de rodilla frente a un 3% en los jugadores no profesionales y un 1,6% en los controles. Aunque existen diferencias entre los deportes, el riesgo es siempre mayor para los deportistas que practican un deporte a alto nivel. Los deportes de mayor fuerza como el boxeo, levantamiento de pesas y lucha libre implican un riesgo muy elevado de contraer artrosis, mientras que en los deportes moderados ( fútbol, hockey, atletismo) el riesgo es algo menor.
Sin embargo, cabe destacar que la actividad física de recreo resulta beneficiosa para el funcionamiento de las articulaciones.
Dada la creciente preocupación al respecto, la medicina del deporte actual se plantea como objetivo principal la prevención de la lesión condral así como su tratamiento tanto médico como quirúrgico. La prevención de la patología del cartílago debería empezar desde la infancia mediante normas y consejos a seguir. En el momento en el que el cartílago está lesionado deberemos aplicar las medidas terapéuticas adecuadas.
Las dos funciones principales del cartílago articular son:
- Amortiguar la sobrecarga de presión de las superficies articulares.
- Permitir el desplazamiento de las superficies óseas sin que se produzca fricción entre ellas.
El cartílago es un tejido muy especializado, caracterizado por su baja concentración de células denominadas condrocitos – alrededor del 2%- y una gran matriz extracelular – sintetizada por las células- que recubre toda la superficie articular y facilita el desplazamiento de una superficie sobre otra.
La práctica del deporte supone someter las articulaciones a un esfuerzo, en ocasiones, máximo, lo que a veces puede comprometer el equilibrio del tejido cartilaginoso y desembocar en una lesión condral. Los factores de riego pueden ser mecánicos ( alteraciones del eje de carga, inestabilidades de rodilla, tobillo etc, lesiones, contusiones, ); metabólicos ( edemas, artritis…); deportivo y ambientales ( aumento de las cargas de entrenamiento, no respetar periodos de recuperación postesfuerzo, superficies de juego duras, cambios de calzado con poca absorción de impacto).
Las circunstancias en las que se diagnostica la lesión condral son variadas. Generalmente, las personas afectadas consultan por dolores y más raramente por deformaciones articulares.
Una severa lesión del cartílago puede cambiar radicalmente el estilo de vida de los deportistas jóvenes. Aparecen síntomas como bloqueos, dolor e inflamación que afectan la capacidad laboral y deportiva.
Mediante el interrogatorio, el médico debe en primer lugar evaluar el estado general del enfermo y su disposición psicológica; precisar el carácter del dolor, su inicio, duración, intensidad, localización, carácter inflamatorio nocturno o mecánico-diurno al final de la jornada, su desaparición con el reposo y la duración de la rigidez matinal. El exámen se completará con diversas pueblas: radiografía estándar, examen del líquido sinovial, artografía opaca, ecografía, resonancia magnética nuclear, artroscopia.
Existen medidas dirigidas a prevenir, retrasar, estabilizar, reparar o incluso revertir las lesiones del cartílago y/o del hueso subcondral.
LA PREVENCIÓN es pues, la responsabilidad más importante que tenemos ante nosotros desde el punto de vista de las lesiones cartilaginosas en la actividad física y deportiva en edad de crecimiento y posteriormente.
La mejor manera de tratar una lesión deportiva es evitar que se produzca, por ello la Condroprotección es un término de extraordinaria clarividencia dentro de la primera década del siglo XXI, dedicado por la OMS al estudio, prevención y tratamiento de las enfermedades osteoarticulares. Un nuevo concepto clave descrito por el Prof. Guillén es el de Condropenia, es decir la baja calidad de un tejido cartilaginoso, que sería además un factor determinante en la aparición de patologías articulares sobre todo en deportistas con estrés articular o personas sedentarias, ya que la falta de actividad física moderada también es estresante para una articulación en el sentido de que la nutrición del cartílago articular tiene mucho que ver con la presión mecánica generado por la movilidad articular. El concepto prevención es vital en la articulación en crecimiento y más aún si está sometida a estrés físico y sobre todo si además es una articulación de riesgo ya sea porque tenga algún eje mecánico de carga alterado o por cuestiones de osteopenia o condropenia genética o simplemente por sobrecarga mecánica o estrés físico repetitivo sobre una articulación normal en edad de crecimiento.
- Prevención primaria: Su finalidad es impedir la aparición por primera vez de la lesión en el deporte. Tiene como objetivo analizar los factores que inciden en el hecho deportivo en función de la edad, condición física, nivel deportivo y deporte practicado, analizando los factores personales, materiales y ambientales que participan en el hecho deportivo, para una vez estudiados sacar las conclusiones dirigidas a efectuar la actividad deportiva con el mínimo de riesgo para la aparición de la lesión.
- Prevención secundaria: Su finalidad es evitar la recaída después del tratamiento de una lesión deportiva. En estos casos serán importantes el diagnóstico y tratamiento correctos iniciales, y una reincorporación gradual y completa a la actividad deportiva. El control de todos estos factores es complejo y requiere unos protocoles específicos llevados a la práctica por un equipo multidisciplinar.
- Prevención terciaria: Busca impedir la aparición de lesiones deportivas en zonas anatómicas de máximo estrés físico en cada deporte y sobre todo en edad de crecimiento. Para ello hay que hacer un estudio exhaustivo de esa zona anatómica para comprobar su normalidad desde todos los puntos de vista: anatómico, fisiológico, biomecánico ( sobre todo alteraciones del eje de carga y de transmisión de fuerzas).
Al iniciar una actividad deportiva, sobre todo en edad de crecimiento es preciso hacerse un reconocimiento médico de valoración y orientación deportiva en función de su constitución anatómica, su capacidad orgánica y psicológica mediante el cual se le oriente hacia un actividad lo más acorde a sus capacidades.
TRATAMIENTOS
- Masaje, ultrasonoterapia, ionizaciones: Para combatir el dolor se puede utilizar el masaje descontracturante de la musculatura periarticular antes de realizar la sesión de entrenamiento; masaje desfibrosante ; ultrasonoterapia.; ionizaciones con sales de salicilato cálcico.
- Tratamientos con complementos alimenticios : Como los condroprotectores ( Condroitín sulfato, glucosamina o la combinación de ambos por vía oral) durante al menos 3 meses seguidos. Se pueden realizar periodos de descanso de 2 meses y posteriormente, continuar con la misma pauta. El efecto remanente de los condroprotectores orales es de 2-3 meses de eficacia, después de la supresión del tratamiento.
Durante las 2-3 primeras semanas se puede asociar el condroprotector a un analgésico, posteriormente se suprime el analgésico y se continúa con el condroprotector.
Estos productos además de actuar sobre el dolor, pueden influir en el curso de la artrosis, frenando o retrasando la enfermedad, actuando como modificadores en el curso de la enfermedad artrósica
- Condroitín sulfato: Los ensayos clínicos en personas artrósicas demuestran que el tratamiento con Condroitín sulfato produce una disminución o desaparición de los síntomas como son el dolor y la impotencia funcional, mejorando el movimiento de las articulaciones afectadas, con un efecto que perdura durante 2 o 3 meses.
El inicio de la acción del condroitín sulfato es algo lento ( 2-3 semanas) aunque alcanza la misma eficacia que los antiinflamatorios no esteroideos y además presenta un efecto remanente por el cual su eficacia se mantiene hasta 2-3 meses después de la supresión del tratamiento. Además de su excelente seguridad demostrada en toda la investigación clínica realizada con condroitín sulfato es de especial interés en un tratamiento crónico de la enfermedad artrósica. Presenta un mejor perfil de seguridad que la terapéutica clásica, con la misma eficacia en la reducción de los síntomas y con la consiguiente reducción del consumo de gastroprotectores, analgésicos, etc.
Por otra parte, debe resaltarse la no evidencia de resultados positivos del condroitín sulfato en los controles de dopaje.
Por vía intraarticular se puede iniciar un tratamiento de base con ácido hialurónico y asociarlo a un condroprotector oral. Concretamente , el condroitín sulfato aumenta la síntesis de ácido hialurónico endógeno. - Sulfato de glucosamina: Su inicio de acción es lento, entre 2 o 3 semanas, aunque ha demostrado alcanzar la misma eficacia que el ibuprofeno para el tratamiento de la artrosis en lo que a reducción del dolor y mejora de la capacidad funcional se refiere.
- Ácido hialurónico: Proporciona viscoelasticidad al líquido sinovial, fundamental para sus propiedades de lubricante y amortiguador. En la artrosis la cantidad de ácido hialurónico en el líquido sinovial y en el cartílago es insuficiente y su calidad está alterada. Se puede administrar de forma intraarticular. Existen varios ácidos hialurónicos de distinta procedencia, distinta concentración, distinta posología y sobre todo de distintos pesos moleculares.
- Consejos de higiene y economía articular: Es fundamental y se debe explicar larga y repetidamente al deportista; son siempre eficaces y si no se respetan pueden ser causa del fracaso de todo el tratamiento.
Los consejos de higiene deben orientarse hacia las actividades cotidianas; a la actividad profesional laboral y al deporte o realización de ejercicio. - Rehabilitación: Flexibilización; Refuerzo muscular del cuádriceps, flexores, rotadores internos y toda la musculatura de la rodilla, cadera y tobillos; refuerzo de isquiotibiales; Propiocepción para recuperar los reflejos de defensa y coordinación y para mejorar la velocidad de reacción con ejercicios adaptados , repetidos, buscando establecer el reflejo de defensa instintivo.
- Plantillas, rodilleras.
- Ayuda psicológica: Con seguridad el deportista la va a necesitar pues una patología le limita su actividad durante una temporada deportiva.
- Tratamiento quirúrgico y rehabilitación en casos de problemas crónicos de las lesiones condrales del deportista.
Resumiendo, todos los deportistas son candidatos a terapia condroprotectora especialmente:
- Deportistas profesionales o de élite.
- Deportistas de ocio/ fin de semana a partir de los 50 años.
- Deportistas no profesionales a partir de los 18 años, tanto los federados con alta intensidad de trabajo, como los no federados de media a alta intensidad de trabajo.
Fuente: Blog.drmiguelangelgallovallejo.com, «Documento de consenso sobre condroprotección en medicina del deporte»